¡OH, SOLE MÍA!
Soledad, a ti me dirijo y te hago mía porque tú me haces tuya y mía a la vez. En tu compañía gozo de mi ser sin miedos ni tapujos, con complacencia y total libertad. Sé que de muchos eres temida, mas por mí siempre amada. Soy yo misma, al cien por cien, cuando tu ser me acompaña, y aunque mis deleites se esparzan y se regocijen, a veces, en compañías ajenas, a ti vuelvo siempre, ansiosa por reencontrarte y por balancearme en tu voluptuosidad, para deleitarme sin fin de tu reconfortante compañía. Cuando estamos en compañía de alguien, por mucha confianza que exista con la persona en cuestión, una parte de nuestro ser permanece alerta ante las posibles distorsiones que puedan aparecer. O ante los pactos tácitos que establecemos en nuestras muy diversas relaciones, para no faltar a ellos sin darnos cuenta. O ante cualquier clase de interf
La dulce melancolía de lo que pudo ser...
ResponderEliminarGenial, como siempre Marisol...tu fluidez y capacidad de transmitir mereceria mucho mas reconocimiento, el talento no esta valorado como deberia,es una lastima, te seguire por aqui, enhorabuena amiga , un abrazo
ResponderEliminarCom m'ha agradat el teu relat, apassionat i apassionant.
ResponderEliminarUna abraçada
La historia impresionante, pero lo que más me ha flipado es que conozcas al gran Taisán Kao jaja, no nos conocemos apenas, pero compartimos Anti-Karaoke en una ocasión y vive en Tarragona, donde resido desde hace casi diez años. Y joder, qué mítico aquel 31 de enero del 94 cuando ardió el Liceo, yo estaba cerca, se veía la columna de humo desde cualquier punto de la ciudad prácticamente.
ResponderEliminar