TODO SOBRE EVA AL DESNUDO
Este hermoso libro de cuidadísima edición gráfica y literaria, en el que he tenido el honor de participar junto a auténticos conocedores cinéfilos y afamadas plumas, está dedicado a una de las grandes actrices de la historia del cine, la poderosa Bette Davis. La adoro desde niña. Siempre me fascinaron su personalidad vibrante, su osadía interpretativa y su belleza a la contra. Una mujer rotunda, de las que no se deja manipular, que supo imponer su arte y su físico a pesar del star system hollywoodiense.
A lo largo de las más de 400 páginas que conforman este completo y apasionante recorrido por la filmografía de la diva, descubrimos a la actriz y a la mujer en todas las facetas de su carrera.
Mi artículo está dedicado a una película legendaria del cine norteamericano, una joya escrita y dirigida con mano maestra por uno de mis directores favoritos, Joseph Leo Mankiewicz, en el que sin duda es el film más icónico de la gran actriz, Eva al desnudo. Espero que lo disfrutéis.
DEWITT: El ambiente es muy de Macbeth.¿Qué sucede o está a punto de suceder?
MARGO: ¿De qué está hablando?
BILL: Macbeth.
KAREN: Te hemos visto así antes.
¿Se está terminando o acaba de empezar?
MARGO: (Apura su copa
de Martini de un trago y anuncia:) Abróchense los cinturones. Va a ser una
noche muy movidita.
Momento cumbre del séptimo arte. Perfección. All About Eve (Eva al desnudo) está llena
de escenas magistrales, rebosa maestría fotograma a fotograma, no en vano es una
de las películas que contribuyeron a hacer del cine un arte. Nos hallamos ante
un film imperecedero, rabiosamente actual
-da igual cuándo leas esto-, un compendio de sabiduría sobre la
naturaleza humana desplegado a través de unos diálogos impecables, brillantes, que
lanzan unos personajes medidos al milímetro, delineados y dirigidos por el
exquisito Joseph Leo Mankiewicz, que tuvo a bien encajarlos en el cásting
perfecto, todos girando alrededor de Margo Channing, interpretada por una Bette
Davis poderosa y excepcional en el papel más icónico de su carrera.
Poco se imaginaba la actriz austríaca Elizabeth Bergner,
cuando contó a la también actriz e incipiente escritora Mary Orr una de las
experiencias más perturbadoras y maquiavélicas que le había tocado vivir, que
aquello sería el germen de una de las mejores películas de la historia del
cine. Todo había empezado mientras interpretaba en Broadway la obra que estrenara
con éxito en Londres unos años atrás, Las
dos señoras Carroll, de Martin Vale (pseudónimo de Marguerite Vale
Veiller), y que en Nueva York dirigía el amante y futuro marido de Orr,
Reginald Denham. Elizabeth no había podido evitar ver todas las noches, tras la
representación, en el callejón del teatro, a una muchacha con un jersey rojo,
que la miraba tímidamente desde lejos. Un buen día se le acercó y se enteró de
que la chica en cuestión la admiraba hasta el punto de no perderse ni una sola
representación. O eso es lo que decía. Bergner, halagada, gentil y confiada, la
invitó a su camerino y se conmovió ante la trágica historia personal que le
contó la joven aspirante a actriz, no dudó un momento en ofrecerle trabajo como
ayudante suya y secretaria de su marido, el escritor Paul Czinner. Cuál no fue
su terrible sorpresa al comprobar, tiempo después, que aquella mujer
aparentemente desvalida se había ido adueñando de su vida, su trabajo y había
intentado hacer lo propio con su marido.
Mary Orr quedó tan fascinada con la historia que le bastaron
cuatro días para convertirla en un relato que tituló La sabiduría de Eva, y logró publicar en la revista Cosmopolitan, a cambio de 800 dólares.
Tres años más tarde, 1949, cuando Orr trabajaba en un programa de radio-teatro de
la NBC, Radio Guild Playhouse, reconvirtió
su relato para ser interpretado. Un par de días después, la NBC la llamó para
decirle que la productora 20th Century Fox estaba muy interesada en su historia
y le ofrecía 5.000 dólares por todos sus derechos, incluida la versión
radiofónica. Orr aceptó y consiguió preservar para sí misma los derechos
escénicos.
Mankiewicz, que acababa de arrasar en Hollywood con su magnífica Carta a tres esposas (1949),con la que obtuvo sus dos primeros Oscar al mejor guion y mejor dirección, que repetiría con Eva al desnudo, hacía tiempo que venía dándole vueltas a hacer una película sobre premios y las maquinaciones y rivalidades entre los bastidores del mundo teatral cuando la FOX puso la historia de Mary Orr en sus manos. Una chispa se encendió en su interior y empezó a alumbrarla en forma de guion al que inicialmente tituló Best Performance (Mejor Actuación). La idea de la fan pendenciera y manipuladora, capaz de todo con tal de conseguir el éxito, que se introduce subrepticiamente en la vida de una actriz veterana, le gustó. De hecho Mankiewicz la utilizó como punto de partida para su guion, aunque cambió todo lo demás, no conservó ninguno de los diálogos de Orr y creó sus propios personajes: el del crítico malévolo y mordaz Addison DeWitt –brillantemente interpretado por el siempre espléndido George Sanders-; el director teatral y novio de Margo, Bill Sampson -al que dio vida Gary Merrill, que a su vez se la dio a Bette Davis en la vida real-; la vivaracha ayudante de Margo, Birdie Coonan, la única que cala desde el principio al bicho Eva, –aunque corta, una lección interpretativa más de la gran Thelma Ritter-; el atribulado productor Max Fabian, siempre al borde de un ataque de úlcera, -muy bien encarnado por Gregory Ratoff-; Phoebe, la nueva Eva que aparece al final de la película, un papel corto que acabó interpretando Barbara Bates, pero para el que se había postulado también la incipiente segunda esposa de George Sanders, Zsa Zsa Gabor, que durante todo el rodaje anduvo celosilla de la Monroe; o la dicharachera e inocente aspirante a actriz Claudia Caswell –realzada por Marilyn Monroe, que logró gracias a este papelito que Zanuck le prestara la atención que merecía y le ofreciera un contrato con la FOX que duraría hasta su muerte, doce años después. Mankiewicz, tras entrevistar a una docena de actrices para el papel, dijo de ella: “Sentí que Marilyn tenía ventaja, había en ella una falta de aliento y una inocencia tan naturales que la encontré idónea para ese personaje”-.
Cuando el productor Darryl F. Zanuck leyó las líneas
iniciales del guion de Mankiewicz, pronunciadas en off por el crítico DeWitt
(Sanders), diciendo: “Ninguna luz ha brillado tanto como la de Eva Carrington.
Eva… Luego hablaremos sobre Eva. Todo sobre Eva (All about Eve), de hecho.”; subrayó la frase All about Eve, que acabó conviertiéndose en el título de la
película.
A pesar de que Mankiewicz siempre tuvo en mente a Bette
Davis para el papel de Margo Channing, Zanuck prefería a Claudette Colbert, que
fue quien inicialmente acabó firmando el contrato; además, la Davis estaba
terminando el rodaje de Payment on Demand
(La egoísta, 1951), de Curtis Bernhardt, para RKO -que tuvo la habilidad de
retrasar el estreno del film un par de años y tirar del gancho de Bette tras el
exitazo de Eva al desnudo-, y eso
retrasaría el inicio del rodaje de Eva. Pero los astros se alinearon a favor de
la Davis, ya que Colbert se rompió una vértebra rodando el drama bélico Regresaron tres, 1950, de Jean
Negulesco, y no le quedó otra que renunciar a Eva al desnudo: “Me harté de llorar”, declaró la Colbert, “el dolor
de mi espalda era insoportable, aunque no tanto como mi desesperación emocional
por perder un papel como ese”.
En cuanto Bette Davis leyó el guion de Eva al desnudo supo que se hallaba ante uno de los mejores papeles
que jamás le serían dados interpretar. “Mankiewicz me resucitó de la muerte”,
declararía más tarde. Parecía una especie de recompensa después de todo lo que
había sufrido a lo largo de la irregular década de los años cuarenta, incluido
el parto de su hija BD, con 39 años, que incluso le hizo replantearse su
carrera como actriz, sus constantes disputas con Jack Warner o su breve y
accidentado paso como la primera mujer en presidir la Academia de Artes y
Ciencias Cinematográficas.
La mañana en que fue anunciada la firma de contrato de Bette
Davis para interpetar a Margo, Joe Mankiewicz recibió un montón de llamadas de
directores que habían trabajado con la temperamental actriz, advirtiéndole de
las consecuencias. Una de las más sonadas fue la del británico Edmund Goulding,
que había dirigido a la Davis en cuatro ocasiones: “¿Te has vuelto loco? Esta
mujer te destruirá, te hará picadillo y desaparecerás. Tú eres un escritor,
querido muchacho. Verás cómo llega al plató con un grueso fajo de papel
amarillo. Y lápices con los que escribirá. Y luego ella, no tú, dirigirá.
Acuérdate de mis palabras”.
Pero nada de eso sucedió. Bette era una mujer muy inteligente,
que sabía reconocer el talento al instante, y desde el primer momento fue
consciente de que todo lo que Mankiewicz había escrito era canela fina. Tras el
primer ensayo, el director dijo: “La lectura de Bette ha sido perfecta, de
principio a fin; ha hecho suyas las palabras de Margo Channing. Es el sueño de
todo director: la actriz ideal para el papel que has escrito”. Durante los
siguientes días, Mankiewicz quedó encantado con el comportamiento de Bette, ni
una pizca de temperamento altivo, ni intento alguno de cambiar una sola palabra
del guion; estaba tan sorprendido que llegó a pensar que o Goulding estaba loco
o esa actriz era una impostora. Como él mismo declaró: “Esperaba a Lady Macbeth,
y me topé con la virtuosa Porcia de El
mercader de Venecia”. El guion de Mankiewicz era tan sólido, su dirección
tan firme y la confianza de Bette en ambos tan abnegada que el rodaje fluyó y
se terminó en seis semanas.
Margo Channing marcó a Bette Davis profesional y
sentimentalmente: la encumbró a lo más alto, dejando a todos atónitos con su
interpretación colosal, magnética y arrolladora, un papelón a la altura de su
talento; y le permitió enamorarse de nuevo y culminar su flechazo con el actor
Gary Merrill, su novio Bill Sampson en la película, en el que acabó siendo su
cuarto y último matrimonio. Después de que ambos se divorciaran, claro. Cuando
Merrill conoció a Davis le pareció “una mujer magnética, con un aura fascinante
de feminidad. Me sentí irresistiblemente atraído por ella. Mi compasión inicial
por esta mujer talentosa e incomprendida fue rápidamente reemplazada por una
poderosa atracción. Al poco de conocernos, ya nos cogíamos de la mano, íbamos
al cine y hacíamos un montón de cosas juntos. De la compasión inicial pasé a sentir
una lujuria casi incontrolable. Anduve por el mundo con una erección durante
tres días.”
El matrimonio entre Gary y Bette duró una década. Adoptaron
un hijo y una hija, a la niña le pusieron Margot, (con t). Años más tarde,
Bette Davis dijo que “era demasiado como un cuento de hadas. Yo era Margo
Channing y Gary era mi director Bill Sampson, él pensó que se casaba con Margo
y yo pensé que me casaba con Bill. No pasó mucho tiempo antes de que Gary se
enterara de que yo no era Margo , y de que yo comprobara que él, ciertamente,
no era Bill.”
Historias y anécdotas aparte, lo único importante es que nos
hallamos ante una de las películas más inspiradas e inspiradoras del Séptimo
Arte. Eva al desnudo obtuvo 14
candidaturas a los Oscar, de las que se llevó 6, y, hasta ahora, ha sido la
única producción en nominar a cuatro de sus intérpretes femeninas, a pesar de
que ninguna se llevó la estatuilla: Celeste Holm, Anne Baxter y Thelma Ritter
lo dieron todo en sus respectivos papeles, volaron muy alto. Aunque no tanto
como Bette Davis.
Hola, Marisol. Acabo de ver el artículo sobre ti en EL PAÍS. Siempre me pareciste una tía súper valiosa, y espero que pronto te vaya todo mejor!
ResponderEliminarEs una gran película que voy a volver a ver después de leer este artículo tan interesante. Estas películas son las que me han hecho amar el cine. Gracias por recordármelo.
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